Análisis: “Hotel Transilvania (2012)”, la comercialidad al servicio de un genio.

23.02.2013 17:00

 

 
Para aquellos que no conozcáis al gran Genndy Tartakovsky, sabed que es el hombre que ha creado series de animación tan famosas y aclamadas por la crítica como “El Laboratorio de Dexter”,  “Las Supernenas”, “Star Wars: Guerras Clon” (no la basura en 3D que se emite en estos momentos, sino la serie anterior), y, por supuesto, “Samurai Jack”, una de mis series de animación fetiche. Aquellos la la hayáis visto, sabréis de su dibujo y de esa estética cyberpunk que tan bien adapta Tartakovsky, por no hablar de sus dos personajes principales, Jack, el samurai errante que busca volver a su tiempo, y el malvado Aku, el cual destruyo todo aquello que Jack amaba cuando era pequeño. Sobra decir también que, en términos generales, este hombre es un genio comparable con los grandes maestros de la animación japonesa. Sin embargo, Tartakovsky tenía una cuenta pendiente desde hace mucho tiempo: dirigir su propia película de animación. Cosa que por fin consiguió, y el resultado es bastante satisfactorio teniendo en cuenta las actuales exigencias del mercado.
 
Sinopsis
Desde su nacimiento, Mavis vive en el lujoso hotel Transylvania, que fue creado para proteger a los monstruos de la amenaza de los seres humanos. Cuando Mavis está a punto de cumplir la mayoría de edad (118 años), su padre, el conde Drácula, le prepara una fiesta a la que acuden los mejores amigos de la familia: desde Frankenstein al Hombre Invisible o la Momia; pero también asiste a la celebración un hombre que se enamora de Mavis.
 
Análisis
Desde prácticamente el principio, podemos observar que no nos vamos a encontrar con una obra al estilo de Pixar, ya que su argumento es simple y ya se ha adaptado demasiadas veces como para que el guión nos sorprenda en alguna parte del film. Sin embargo, la estética y los personajes de este si parecen sacados de la mente de Tartakovsky. Y es que reinventan con mucho acierto a la gran mayoría de los monstruos, mostrándonos que nos son tan diferentes a nosotros (¿crítica a la mentalidad de la sociedad actual?). El Lobo y sus tropecientos hijos traviesos ( y perversos, diría yo), Frankestein intentando viajas más barato y, sobre todo, un Drácula sobreprotector con su hija de 118 años (18 en edad humana), la cual es la típica chica que quiere salir y ver el mundo de más allá de el castillo en el cual a estado encerrada toda su vida. Una bonita combinación de todos los monstruos conocidos de los cuentos, a los cuales les aterran los humanos debido a la “manipulación” que Drácula ha estado ejerciendo sobre ellos, llegando incluso a recrear un pueblo humano disfrazando a los zombies que hacen de botones y recepcionistas en su hotel de estos.
 
Criar a una hija solo siempre es complicado.
 
Y es ahí donde la historia empieza a dinamitarse, en el día de el 118 cumpleaños de la hija de Drácula, Mavis. Y digo dinamitarse debido a que un chico humano, llamado Jonathan, casi de la edad (humana) de Mavis consigue llegar al hotel debido a una serie de catastróficas desdichas. Como ya he comentado, la historia me parece demasiado tópica, demasiado simple y por supuesto, demasiado habitual, cosa que espero que mejoren en futuras entregas de la saga. Eso si, dan por seguro que los más pequeños de la familia la van a disfrutar muchísimo, y quizá también algunos no tan pequeños (creo que la coña a Crepúsculo solo la entendemos nosotros). También cabe destacar lo bien que se adapta a los tiempos que corren, ya que las coñas y los vocabularios (por lo menos del doblaje en español) están bastante logrados. Se nota que Tartakovsky a metido mano en el asunto.
 
No solo se reirán los más pequeños...
 
Y, sin embargo, el gran problema de la película en sí es el problema que tienen todas las producciones de animación actuales: son excesivamente comerciales y muy conservadoras, no se atreven a innovar y a arriesgarse, y en ocasiones buscan más la risa fácil que otra cosa. Y esto no solo se limita a esta producción, y es que en los últimos años es difícil ver si una película de animación se arriesga lo suficiente para ser recordada para siempre (el gran problema de el final de Wall·E, mi film favorito de Pixar). ¿Donde ha quedado la época donde Simba volvía a su reino en busca de redención, o donde Bambi llamaba a su madre sin obtener respuesta? Me temo que en parte es problema de los tiempos que corren, donde los padres se muestran sobreprotectores en exceso con sus hijos. Y es que hablamos de animación, un formato que va dirigido en exclusiva a los más pequeños de la casa, aunque en ocasiones (El Rey León, La Princesa Mononoke, Wall·E Toy Story 3, Up, El viaje de Chihiro) no parezca que estos son los únicos a los que están dirigidas.
 
Si su guión fuera más arriesgado, quizá hablaríamos de otra cosa.
 
Y es que, como titulo arriba mi análisis, Sony Pictures y Columbia pusieron la comercialidad actual al servicio de un genio, el cual sabe llevar el film a las cotas de calidad que sus distribuidoras le pedían, pero que sin embargo no consigue algo tan redondo como lo que consiguen los dos grandes estudios de animación actuales (Pixar y Ghibli). Hablamos de un gran entretenimiento para toda la familia, que seguramente dejara satisfechos a la mayoría que no esperen gran cosa de el film, pero que sin embargo no está a la altura de las grandes producciones animadas. Su guión es simple y parte de un concepto ya visto hasta la saciedad. Yo soy de la opinión de que son su excelentes personajes los que sacan el film adelante. Esperemos que para la secuela las distribuidoras den a Tartakovsky la libertad para escribir algo mucho mejor (que no es muy difícil).
 
PS: Sobre el doblaje (ya sea en español o ingles), cada cual que saque sus propias concusiones dependiendo de cual les guste más.
 
Escrito por Jorge L. Muñoz